miércoles, 14 de mayo de 2008

“¿Somos o no Modernos?” por Gisele Rusconi

El autor Bruno Latour en su ensayo de antropología simétrica llamado “Nunca fuimos modernos”, estudia la relación de la ciencia y la tecnología, así como también los distintos conceptos que surgen a partir de dicha relación. Para él las acciones científicas son acciones políticas ya que cuando se hace un descubrimiento científico, la sociedad se ve afectada y debe ser informada por los medios de comunicación.
Considera que la Ciencia y la Tecnología se fabrican del mismo material: los humanos y los no humanos, los últimos no considerados en la modernidad. Se caracteriza no humano como aquellos animales que no pueden emitir voz y voto, y a seres vivos que no pertenecen al rango animal. Por ese motivo Latour afirma que es necesario darle “voz” a las cosas mediante la creación de un parlamento. Darle voz implica hablar de los derechos de estas en tanto se constituyen en entidades autónomas.
Para Bruno Latour, en la modernidad, las ciencias están separadas, no existe una relación entre ellas. Posee una visión sistémica de las cosas, un concepto novedoso para una época donde primaba la particularización y aislamiento. Plantea que si bien en el siglo XVIII fue testigo de la extensión de los derechos a las clases medias, y el siglo XIX de la extensión de derechos a clases trabajadoras, en el siglo XX se manifiesta la extensión de derechos a “las cosas”, se crea el “Parlamento para las cosas”.

La modernidad está marcada por los científicos quienes a través de la demostración de sus investigaciones crean en las personas la sensación de veracidad de los mismos. Compiten por ser superiores a las demás ciencias, para ello convencen a la sociedad de que su conocimiento es el válido y veraz. Un moderno seria todo aquel que analiza las diferentes culturas sin verse involucrado, de manera objetiva y sin siendo capaz de comprender las redes que tejen nuestro mundo. Declaran una superioridad cultural imponiendo criterios de veracidad irrefutables. La palabra “moderno” designa de una u otra manera el paso del tiempo, se relaciona a una ruptura, a una aceleración y marca el comienzo de un régimen nuevo. “Es asimétrico dos veces porqué otorga un quiebre en el pasaje regular del tiempo, y un combate en el que hay vencedores y vencidos” (1). Se trata de distinguir un antes y un después en la historia humana; surge un cambio de paradigma. Ser modernos significa establecer una separación entre el sujeto y el entorno. Se trata de poseer una inteligencia intelectual, donde la verdad se encuentra en lo científico comprobable. La razón es de suma importancia en este aspecto, ya que se analizan los objetos de estudio de distintas culturas sin verse involucrados, con total objetividad. Los modernos imponen criterios de veracidad, ya que sus trabajos tienen validez en tanto se impongan a la sociedad.

Bruno Latour plantea que dejamos de ser modernos cuando somos concientes que los dos conjuntos de practicas siempre estuvieron presentes, de inmediato dejamos de ser totalmente modernos, nuestro porvenir comienza a cambiar, pasamos a ser amodernos. Estos son respetuosos con su propia cultura y con las de lo demás. Poseen un exotismo por mezclar: creencias, criterios estéticos. Los amodernos constituyeron el significado de Híbridos, que es “tratar de volver a atar el nudo gordiano, atravesando, tantas veces como haga falta, el corte que separa los conocimientos exactos y el ejercicio del poder, digamos naturaleza y cultura” (2). Aparece el concepto de ecósfera donde conviven la naturaleza y el sujeto, allí es donde existen los híbridos, que se manifiestan de forma material o inmaterial. Híbrido es una estructura compuesta por la naturaleza y la cultura.


Para Latour, la palabra Modernidad “designa dos conjuntos de prácticas totalmente diferentes que, para seguir siendo eficaces, deben permanecer distintas aunque hace poco dejaron de serlo. El primer conjunto de prácticas que crea, por “traducción”, mezclas entre géneros totalmente nuevos, híbridos de naturaleza y cultura. Lo que los científicos en la etapa moderna no realizaban. El segundo, por “purificación”, crea dos zonas ontológicas por completo distintas, la de los humanos, por un lado, la de los no humanos por el otro” (3). Podemos sacar en claro que, en la traducción, Se trata de un proceso científico mediante el cual se plasman las metas a través de la técnica y la purificación, se encarga de crear dos zonas totalmente distintas.


Ejemplificación con artículo periodístico:

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Reino/Unido/autoriza/embriones/hibridos/partir/humano/animal/elpepisoc/20080118elpepisoc_2/Tes

Donde es un claro ejemplo del concepto de “híbridos”. En el mismo, se puede ver con claridad cómo se mezcla y relaciona la tecnología y la sociedad, lo natural y lo cultural. Vemos como la ciencia, utilizando tecnología avanzada, investiga con animales para luego proyectar esos resultados en los humanos, estas cosas no son nuevas, se han visto muchos intentos algunos con resultados positivos y otros que no han logrado dar su fruto, luego de estas cuestiones surge lo que Latur habla sobre la superioridad de la ciencia, debido a sus descubrimientos.

(1)Latour, Bruno: “Nunca fuimos modernos. Ensayo de antropología simétrica”. Editorial Siglo Veintiuno editores. Capítulo 1. Página 28.
(2) Latour, Bruno: “Nunca fuimos modernos. Ensayo de antropología simétrica”. Editorial Siglo Veintiuno editores. Capítulo 1. Página 18.(3) Latour, Burno: “Nunca fuimos modernos. Ensayo de antropología simétrica”. Editorial Siglo Veintiuno editores. Capítulo 1. Página 28.







Gisele Rusconi












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